El Blog de Alerce

Videojuegos, matemáticas, literatura, ciencias y filosofía en una mezcla (aparentemente) aleatoria

Los Niños Elegidos, de Carlos Rubio Palao

Posted by

·

Decía Gustave Le Bon que la elección de un sistema de educación es más importante para un pueblo que su gobierno. Si aceptamos este postulado, uno podría preguntarse qué espera conseguir un pueblo que establece un sistema de educación esencialmente autoritario, en el que los alumnos no tienen compañeros con los que colaborar, sino rivales contra los que competir, en el que no hay nada más importante que el marcador que los ordena según sus resultados académicos, un marcador que se actualiza casi a cada minuto y exige a los alumnos abalanzarse de un reto al siguiente para no quedarse atrás. Un sistema en el que apenas hay espacio para el afecto y en el que los alumnos se ven sometidos a todas estas penalidades porque se les dice que son el futuro y la esperanza de su pueblo, los únicos que lo pueden sacar adelante. Y todo esto, por supuesto, realizándose ante todo en beneficio de los propios alumnos, por su bien, pero sin que estos tengan voz ni voto ni en los métodos de enseñanza, ni mucho menos la posibilidad de rechazar la responsabilidad de sacarles las castañas del fuego a sus mayores. Antes de que nadie saque conclusiones o generalizaciones equivocadas, aclararé que estoy hablando del mundo de “Los Niños Elegidos”, el primer volumen de la Tetralogía de Titán de Carlos Rubio Palao.

En la Tetralogía de Titán, Los Niños Elegidos tienen habilidades únicas; en el caso de Kanae, el protagonista de la novela, el poder de manipular los electrones. Pero estas habilidades también los convierten en la gran esperanza de la humanidad. La triste y larga serie de decisiones equivocadas que muchos podríamos imaginar han puesto a la especie humana en una situación límite, de la que solo se puede escapar colonizando nuevos mundos. Y las capacidades de los Niños Elegidos los convierten en los únicos que pueden ejecutar esta misión con esperanzas de éxito. Ninguno de ellos está tan capacitado como Kanae, durante años el líder del Marcador de la escuela; pero en los últimos tiempos, a Kanae le atormentan las pesadillas y de algún modo está cada vez más insatisfecho con su vida en la escuela y con lo que le explican y lo que le dejan de explicar.

Como novela en principio enfocada a la literatura juvenil (pero que cualquier adulto puede disfrutar igualmente), Los Niños Elegidos parte de una fórmula que favorece que los jóvenes lectores se sientan identificados con la historia y se sumerjan más fácilmente en ella: ambientarla en el entorno de una especie de instituto. En la literatura de ciencia ficción hay varios ejemplos de lo bien que puede funcionar esta fórmula, incluyendo títulos que ya se pueden considerar clásicos como “El Juego de Ender”, pero también novelas más recientes como “La Casa de las Arenas Movedizas”, de Carlton Mellik III, o “Jardín de Infancia” de Sara Sacristán, por mencionar un par de ejemplos que he leído recientemente. En particular, la literatura inglesa (la general, no solo la de ciencia ficción) tiene un buen número de obras con visiones bastante distópicas del sistema educativo, como resultado de los métodos que tradicionalmente se han empleado en ese país sobre todo para las clases medias-altas.

Pero sin caer en la idea equivocada (espero) de que nuestro sistema educativo real es un museo de los horrores al nivel de lo que presentan algunos de estos libros, no deja de ser interesante plantearse qué hace que algunas características tiendan a repetirse en novelas como Los Niños Elegidos y lo hagan de forma tan convincente. Por ejemplo: el alejamiento de los padres o la imposibilidad de recurrir a ellos, que en el mejor de los casos sería un recurso literario para aumentar la sensación de desamparo del lector, o en el peor un reflejo de esas sensaciones de desamparo, pero en este caso reales; la obligación de considerar a los compañeros de estudios como rivales a batir; las expectativas excesivas y casi irrealizables que se vierten sobre los jóvenes, que además estos no tienen la posibilidad de rechazar, y la justificación que estas mismas expectativas dan a los métodos educativos extremos que harían falta para estar a su altura. Y por no centrarse solo en lo malo, que parece que es lo que más fácil sale, también se puede mencionar en Los Niños Elegidos la capacidad de Kanae y sus amigos para navegar en estas aguas, en ocasiones dejándose llevar por la corriente y muchas otras oponiéndose decididamente a ella.

Pero el mundo no se acaba en la escuela, y en el caso de la Tetralogía de Titán hay ya un segundo volumen a la venta, Los Hijos de Titán, que personalmente ya tengo sobre mi mesilla a la espera de empezar a leerlo cualquier día de estos. Será interesante ver cómo se enfrentan Kanae y sus amigos a un reto que está a la altura de sobrevivir al instituto, que no es otro que el de abandonarlo.

Blog at WordPress.com.

Descubre más desde El Blog de Alerce

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo